viernes, 13 de marzo de 2009

El lado oscuro de la razón está inscrito en las conclusiones mismas de Kant: la independencia de la razón respecto de la naturaleza y la necesidad de una fe inmotivada en una naturaleza buena. La razón humana tiene el poder de separar cualquier objeto cognoscitivo para reducirlo, bajo forma de concepto, a su propio dominio, o bien de indepedizarse de él. No obstante, si es así, ¿qué límite puede impedir reducir no solo las cosas, sino incluso las personas, a objetos manipulables, explotables, modificables? ¿Quién puede impedir la planificación racional del mal y la destrucción de los corazones ajenos? [...] El uso cruel y despiadado de la razón induce a sospechar que la naturaleza no es en sí misma ni buena ni bella. Por consiguiente, ¿qué impide considerarla, como hace el marqués de Sade, un mounstro ávido de carne y sangre? ?Acaso la evidencia de la historia humana no ofrece abundantes pruebas de ello? La crueldad coincide, pues, con la naturaleza humana, el sufrimiento es el medio para alcanzar el placer, único objetivo en un mundo iluminado por la luz violenta de una razón sin límites que puebla el mundo con sus pesadillas.

p. 269 en Historia de la belleza, Umberto Eco.

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